Santiago, 14 de febrero 2018. “Respeto, quererse mucho y estar juntos en las buenas y en las malas”. Esa es la fórmula que ha mantenido unido por más de medio siglo al matrimonio de María Gatica y René Arriagada, quienes viven en la población Nueva Independencia de Pedro Aguirre Cerda.
Aunque nacieron en la comuna y sus casas estaban relativamente cerca, se conocieron cuando trabajaban en una fábrica de calzado en Ñuble con Nataniel, donde ella empaquetaba y él se desempeñaba como armador de zapatos. “Ahí le eché el ojo”, dice él entre risas. Ambos nos recibieron en su casa poco antes de la celebración este miércoles del “Día de los enamorados” para precisamente hablar de cómo han sido sus más de 52 años juntos.
Se casaron el 7 de septiembre de 1965, en una época de importantes movimientos sociales. Y tal vez por eso no dudaron en sumarse a la toma que dio origen al campamento Hernán del Canto. “Vivíamos en La Victoria, después nos casamos y dijeron ‘saben que se están tomando terrenos al otro lado de la línea’, y el René me dijo ¿Vamos? ¡Ya po!’ le contesté y ahí nos tomamos un terreno. No sé cuántas personas serían, pero éramos demasiados”, recordó María.
Una vida en Nueva Independencia
La suerte les volvió a sonreír poco después, cuando fueron trasladados a las que serían sus viviendas definitivas en Nueva Independencia. “Cuando nos empezaron a trasladar estas casas estaban casi hechas y tuvimos la suerte de estar entre las 10 primeras familias que se cambiaron hasta aquí”, relata René.
Fue ahí donde vieron crecer a sus cincos hijos (cuatro mujeres y un hombre), y donde frecuentemente se reúnen con sus 14 nietos y ocho bisnietos. “Tienen muchos valores, todos salieron derechitos. A los hijos los tenemos siempre acá. Llegan el día sábado y nos reunimos siempre. Hay muchos niños”, dice orgulloso en su rol de padre, abuelo y bisabuelo. Pero no solo han vivido alegrías. Cuentan como su mayor tristeza la pérdida de sus respectivos padres, a quienes mantienen siempre presentes en distintas fotografías que lucen en las paredes de su living comedor.
La economía familiar tampoco ha sido fácil. René recuerda que luego de trabajar 20 años en el rubro del calzado descubrió que sus jefes nunca le cotizaron y por eso el sustento de su casa depende solo de la pensión que recibe de la Municipalidad y de los zapatos y botines de cuero a medida que confecciona con sus propias máquinas, aunque cada vez menos debido a la baja demanda. Pero no se rinden. “Yo me las arreglo con el tema de los zapatos, antes era bueno pero ahora está malo, pero tapillita a tapillita vamos haciendo monedas y mi señora hace cubos”, dice, mientras María nos regala estas delicias refrescantes tan tradicionales de los barrios chilenos.
Ella insiste en que estas dificultades no les ha impedido tener una vida muy hermosa “Nosotros llevamos juntos lo que llevamos porque siempre nos hemos sabido comprender y en las buenas y en las malas hemos estado juntos. Y si nuestros hijos están todos casados y felices con sus parejas es porque creo que se han guiado por nosotros”.